Vacaciones veraniegas en un Surfcamp


Lo mejor del ser humano es que siempre es capaz de reinventarse y pensar en diez mil actividades nuevas, es por eso que hemos inventado el ocio, que no te quepa la menor duda, jeje. Porque nunca nos conformamos con lo que tenemos, y a la hora de divertirnos nuestra mente siempre anda buscando nuevas actividades que nos pongan las pilas y que nos pongan la adrenalina por las nubes.

Y digo yo que una de ellas debe ser esta del surfcam. ¿Que puede ser esto? Bueno, aunque en España no ha habido mucha cultura del surf, en los últimos años esto ha cambiado, y ahora disfrutamos de este nuevo fenómeno, que como podéis ver por el nombre, podría traducirse por campamentos de surf. La costa atlántica de la península se ha convertido en un nuevo paraíso para todos los que quieren practicar este deporte marítimo tan veraniego, aunque por supuesto con los nuevos elementos y equipamientos se puede practicar en casi cualquier época del año, siempre que la meteorología lo permita.

Pero resulta que los Surfcams se han convertido en una verdadera alternativa a los planes vacacionales, ya que no sólo permite disfrutar de la costa a los amantes del surf, sino también a aquellos que deseen practicar otras disciplinas que no necesariamente tienen que ver con el mar, pero que practicarlas cerca de él las hace más agradables.

Esta clase de establecimientos están repartidos por las costas gallegas, asturianas, cántabras, vascas, andaluzas y también canarias, y cada vez tienen más adeptos a ellos. En ellos pueden recibirse clases de surf y de otros deportes asociados al mar, pero además pueden recibirse cursos de inglés, hacer rutas de senderismo, aprender a montar a caballo, u otras actividades como yoga y patinaje. De hecho, el verano de 2016 fue un hito para ellos, recibiendo y doblando la cantidad de reservas del año anterior, sobre todo de familias que buscan realizar actividades apropiadas para cada miembro, y además disfrutar de la playa, que es el destino turístico favorito en época estival. Con toda esta carta de ofertas, ¿quién se puede resistir a una visita a un Surfcam?